Los largos desplazamientos requeridos por carretera para               visitar las atracciones de Madagascar y sus Parques Nacionales,               permiten a su vez, acercarnos a la vida cotidiana de los isleños.               Cruzar campos de arroz, parar en los mercados de las poblaciones,               atravesar puentes sobre ríos en los se bañan los niños               y mayores, que a su vez lavan la ropa, etc., aportan una vivencia               necesaria para conocer como es en realidad Madagascar, al margen               de lo que la naturaleza le ha dotado.
El contacto con las personas pertenecientes a las               diferentes escalas sociales que llenan la isla, aportan experiencias               de todo tipo que ayudan a comprender mejor el futuro que le espera               a Madagascar y de la confianza que en el mismo tienen los malgaches.               Igualmente viajar de esta manera también conlleva situaciones               no corrientes que se deben solventar sobre la marcha.



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