Una isla que tiene una doble cara: el verdor de la vegetación en uno de sus lados parece albergar a los espíritus buenos que viven en el cielo y en la otra, el diablo te abre la puerta para que conozcas las entrañas del infierno.
Hasta los delfines por el camino parecen querer avisarte de que tengas cuidado, confiando en que sepas donde te metes. Un lugar fascinante y peligroso con un paisaje espectacular y sobrecogedor, de los que no se olvidan fácilmente.
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